Te resguardas de lo etílico la noche de las borracheras y de los amores furtivos para disfrutar de lo matutino y  la responsabilidad laboral el día que toca.

Tu rutina esperada es tal como deseas hasta que te das cuenta de que .... el epicentro de tus entrañas cambia a la velocidad del accidente de coche que acabas de tener. Así de rápido y de definitivo puede ser que tu vida y la de aquellos que te rodean cambie.

Yo, he gastado suerte y puedo contar que cada día me gusta más reir y que intento disfrutar intensamente la vida sea cual sea el momento que toque VIVIR y como me dijo mi abuela Juana (a la que cada día entiendo más su frase) :"Menos mal que no te ha pasado nada malo".

Seguiré recordando no se si es por una cuestión de conciencia o de enconamiento mental que  hace 10 años estuve a punto de que algo malo me pasara.